domingo, 30 de noviembre de 2014

El Atleti del doblete

El Atleti del Doblete


Hacer doblete ( liga y copa ) siempre es difícil.
Quizá la gran dificultad resida en que ambas competiciones son muy distintas entre sí. La Liga representa la regularidad de un equipo mientras que la copa se ha ganado a pulso el apelativo de torneo del K.O. siendo innumerables las veces que un grande ha mordido el polvo frente al modesto.

Este hito fue conseguido por el Atlético de Madrid en 1996, encumbrando uno de los mejores equipos de su dilatada historia. Pero la hazaña no fue sólo ganar el doblete, sino hacerlo con un equipo impensable al inicio de la competición.

¿ Creen que exagero ?
Retrocedamos hasta 1995.

El Atlético ya se había ganado de manera más que suficiente un hueco entre los grandes. Pero era un grande en horas bajas.
Los títulos de copa conseguidos a principios de los 90 ( entre ellos la famosa final del 92 en el Bernabéu ante el eterno rival el Real Madrid ) se tornaban pasados y las dos últimas campañas ligueras de 1994 y 1995 se habían saldado con unas decepcionantes duodécima y decimocuarta posición respectivamente.


Para colmo, la relación entre directiva y cuerpo técnico era cualquier cosa menos estable. Los entrenadores colchoneros fueron señalados como los principales culpables de los fracasos rojiblancos haciendo del banquillo del Manzanares una auténtica trituradora de entrenadores.

El esquema se repetía demasiado en el Calderón: Gil presentaba un crack y un entrenador para a los tres meses despotricar ante la prensa sobre cierta figura del equipo pasando después a cesar al técnico de turno.

Y tanto se repetía que el Atleti empezó la temporada 95-96 como había comenzado otras tantas de los últimos años:
Con un entrenador nuevo ( el enésimo ) y encima de pasado madridista.
Unos fichajes nacionales en la portería y en la zaga que venían de haber sido incapaces de mantener al Albacete en primera división ( posteriormente repescado en la famosa liga de los 22 equipos ).
Un "nueve" que venía de superar una penosa enfermedad y no haber cuajado en Valencia.
Un "crack" serbio fichado al Panionios griego por 75 millones de las antiguas pesetas.
Y un presidente que abría la información deportiva a lomos de su caballo "Imperioso".

Sin embargo, los peores augurios no se cumplieron ( ni de lejos ) en ningún momento.
El "pupas" comenzó la pretemporada veraniega con fuerza y arrancó la competición liguera con el mismo ímpetu venciendo en la primera jornada a la Real Sociedad.
La segunda jornada fue un vaticinio de la temporada que estaba por venir: El Madrid perdía en casa y el Barcelona empataba mientras los colchoneros endosaban cuatro goles a domicilio al Racing de Santander.

Así, en sólo dos partidos y apenas tres meses después de la finalización de la anterior temporada el Atleti pasaba de coquetear con la promoción a liderar el campeonato liguero cuatro años después.
Muchos pensaron que sería flor de un día. Claramente se equivocaron.

Tercer partido. Athletic de Bilbao y en la "catedral". Cero a dos.

Cuarta jornada y otra escuadra rojiblanca, en este caso el Sporting de Gijón, besaba la lona ante el regocijo de la afición colchonera.
Cuatro partidos de cuatro. Doce puntos de doce. De flor de un día, "nanai".

Tras el primer mes de competición, rivales, técnicos, periodistas y aficionados comenzaron a ver al Atleti como un serio candidato y se preguntaban cuál era la pócima mágica para hacer del "pupas" un equipo campeón.

La fórmula del éxito atlético se cimentó en dos aspectos:
En primer lugar "recuperar" a determinados jugadores atléticos que bien por el carrusel de entrenadores que habían pasado por el Calderón, por la desconfianza de la afición o por el contagio individual por la mala racha colectiva del equipo habían perdido ciertas dosis de calidad en su juego.

Así, jugadores que venían de hacer temporadas discretas experimentaron un auge en su juego.
En defensa Solózabal se convirtió en un central contundente y un capitán dentro y fuera del terreno de juego. Jugando 40 partidos ligueros, siempre como titular, y formando una magnífica pareja con Santi.
Los laterales Geli y Toni convirtieron sus bandas en autovías siendo en muchísimos casos los encargados de iniciar una jugada de gol.
E incluso Juanma López, odiado por rivales y tildado por las aficiones contrarias de "leñero" se contagió del buen juego del Atleti luchando como siempre pero despuntando en calidad como nunca, lo cual le valió incluso para formar parte de los jugadores que nos llevarían a la Eurocopa de Inglaterra. Créanselo o no, "Superlópez" sólo vio 5 amarillas en 31 partidos ligueros, lo cual habla por sí solo de la transformación que experimentó el central colchonero esa temporada

En el centro del campo, Juan Vizcaíno supo asumir su rol "oscuro" dentro del equipo siendo el encargado de templar el tempo de los partidos y cubrir la espalda a los cracks del centro del campo y la delantera. Además, sus tiros desde la frontal del área no eran precisamente cómodos para los porteros.

El argentino Simeone cumplía su segundo año en el Calderón y fue vital para el doblete Atlético. A medio camino entre el trabajo de Vizcaíno y la magia de Caminero, "el Cholo" hizo el medio campo suyo actuando como un jugador completísimo.
Tan pronto recuperaba un balón como repartía juego. Tan pronto hacía una falta táctica como marcaba un gol. Tan pronto enseñaba los tacos a un rival como se encaraba con el árbitro.
Esa polivalencia hizo al "Cholo" firmar unos números magníficos en liga. En la que marcó doce goles, repartió ocho asistencias y sí, también hay que decirlo, vio 18 amarillas.
Pero precisamente ese carácter visceral y guerrero fue clave en la conexión con la grada esa temporada.
Los aficionados se enamoran de las jugadas y los goles bonitos, pero gustan también de los jugadores currantes que luchan hasta el último minuto.
Y cuando se une una afición animosa y cálida como la del Atleti y un temperamento como el del "Cholo" tenemos un matrimonio perfecto que propició la vuelta de Diego Simeone temporadas después y su posterior regreso ya como técnico y "mesías" colchonero. Sencillamente, la temporada del doblete la afición "hizo suyo" a Diego Pablo "el Cholo" Simeone.

Caminero por su parte hizo un temporadón.
Asumió por fin los galones de crack y explotó hasta convertirse en el mejor jugador de la temporada junto a su compañero Pantic y al valencianista Mijatovic. Supo marcar goles ( 9 ), aportar asistencias (11), estar con el equipo en los momentos clave ( salvo una expulsión tonta ante el Madrid ) y dejar en cada partido gotas de calidad materializadas en preciosos regates y precisas conducciones.


Arriba, Francisco Narváez "Kiko", el héroe de la final olímpica de Barcelona, aportó goles pero sobre todo un estilo de juego particular y espectacular.
El gaditano era un jugador corpulento que jugaba increíblemente bien de espaldas a portería. Era frecuente verle luchar contra los centrales rivales, bregar por cada balón aéreo y hacer gala de su carácter.
Pero en el momento en el que sus botas tocaban el balón Kiko era cualquier cosa menos torpe.
Poseía una calidad innata. Una magia en los pies para salir de cualquier situación mediante un control o regate imposible. Y sobre todo poseía un descaro para sacar el taconazo o la filigrana en el momento exacto.
Su estilo canallesco no se quedaba en el césped, extrapolándolo a una forma de entender el fútbol fuera de los terrenos de juego que conectó magníficamente bien con una afición que vio en él y en Simeone a dos colchoneros en carácter y corazón dentro del campo.


La segunda cosa que hizo muy bien el Atleti en general y Antic en particular fue acertar de lleno con los fichajes.
En la portería el Atleti se fijaba en un portero de 26 años llamado Molina.
El valenciano supo suplir el hueco dejado por el añorado Abel Resino e imponerse a la competencia del marco frente a Diego y Ricardo.
Dicen que todo gran equipo empieza en la portería. Y el Atleti del doblete no fue una excepción.
Molina paraba bien, no cometía errores de bulto y mandaba bien a la zaga.
Pero sus dos grandes armas fueron una excepcional personalidad que no le hizo amilanarse ante el reto que suponía la portería del Calderón ni a caer en provocaciones de los atacantes rivales.
Su otra gran baza, por no decir la principal, era su excepcional juego de pies.
"Rado" supo ver esa ventaja haciendo que Molina jugará muchos minutos fuera de sus dominios. Le costó más de un gol rival desde larga distancia ( que le pregunten a Rivaldo años después ) pero fueron minucias si tenemos en cuenta lo que la zaga del Atleti ganó con ello.
Los defensas podían jugar más adelantados y podían oxigenar en caso de apuro. ¿ Qué me presionan los delanteros rivales y tengo pocas opciones ? Pues toco hacia atrás para Molina.
Esto hizo del guardameta colchonero un defensa "libre" más. Así, el Atleti ganó un porterazo y lo que es más importante, en muchos momentos del juego tenía un jugador de campo "de más".
Por culpa de porteros como Molina a los guardametas del siglo XXI se les exige un buen trato de balón con los pies.

Precisamente la zaga que mandaba Molina fue reforzada con la llegada de otro jugador procedente del Albacete, Santi Denia, que como he dicho supo jugar bien y defender mejor junto a Solozábal siendo temporadas después referencia en el equipo y en el vestuario.
El otro gran fichaje nacional que no vino del Albacete, aunque curiosamente era manchego, fue Roberto Fresnedoso. No fue un jugador titularísimo pero encontró su rol de "jugador complemento" aportando polivalencia al medio campo colchonero.

El fichaje de Penev fue visto con mucha desconfianza en la ribera del Manzares. Lubo había superado un cáncer y no había destacado en su faceta goleadora en el Valencia. Se ofrecía a compañeros y desplegaba su juego físico pero no acababa de ser un "killer". La cosa cambió esa temporada especialmente durante la primera vuelta.
Lubo Penev vio puerta estando durante el primer tercio de la liga casi en la cabeza del pichichi. Después su registro bajó, pero el Atleti buscaba un hombre gol y lo encontró en un búlgaro que terminaba el campeonato con 16 goles y 6 pases de gol.

Como el postre, he dejado lo mejor para el final.
El mejor jugador ( con permiso quizá de Caminero y Simeone ) del doblete del Atleti y probablemente el fichaje más rentable de toda su historia: Milinko Pantic.

Su andadura atlética comenzó cuando Antic requirió a Gil para fichar a un compatriota suyo de 30 años que jugaba en la liga griega.
Gil reconoció tiempo después no tener la menor la idea de quien era Pantic. Pero le atrajo sus 47 goles en 107 partidos en la liga griega y el coste de su fichaje, 75 millones de pesetas, que hacían de Pantic un capricho fácil de satisfacer para Antic.
¿ Qué decir de Pantic esa temporada ?
Un crack, un jugador completísimo y sobre todo una auténtica pesadilla a balón parado.

Había jugadores que repartían bien el juego. Pero como Pantic ninguno.
Había jugadores que daban bien el último pase. Pero como Pantic ninguno.
Había jugadores que lanzaban bien las faltas. Pero como Pantic ninguno.
Había jugadores que botaban bien los saques de esquina. Pero como Pantic ninguno.

Encandiló a la parroquia colchonera. Donde había Pantic había fútbol. Y donde había un balón parado dispuesto a ser golpeado, allí estaba el serbio mientras la grada del Calderón o la del campo rival de turno comenzaba a murmurar ante lo que pudiera pasar.
El serbio fue protagonista en prácticamente todas las jugadas estratégicas del Atleti. Fue el enganche perfecto para la dupla Kiko- Penev. Se convirtió en una de las sensaciones de la liga ( por no decir la principal ). Dio la copa al Atlético y terminó con números de escándalo como 20 asistencias entre liga y copa y tres goles olímpicos, sí han leído bien, ¡ tres goles olímpicos desde el córner en una misma temporada ! Que los muchachos intentamos emular en el patio del colegio con más o menos éxito.


Esa perfecta armonía entre el espectacular momento ( algunos el mejor de su vida deportiva ) que vivían los jugadores ya pertenecientes al equipo ( Solózabal, Vizcaíno, Caminero, Simeone, Kiko ..) y la incorporación tan acertada de nuevos jugadores ( Molina, Pantic, Penev..) dirigida por la magnífica batuta de Radomir Antic que supo encontrar un once, un sistema y un juego práctico y directo, fue la fórmula mágica con la que el Atlético comenzó y posteriormente continuó durante toda la temporada.

Así pues, volviendo a la crónica colectiva lo que empezó bien durante el primer mes de competición continuó durante el resto de la temporada gracias al conjunto de jugadores anteriormente descritos.

En los tres primeros meses de Liga el Atleti aprovechó la situación de un Madrid más pendiente de su primera participación en Champions e inmerso en una crisis institucional que le costaba la presidencia a Mendoza para empezar a poner tierra de por medio.
Una serie de derrotas ante Mérida y el propio Real Madrid ( cuyo principal señalado fue Caminero ) hizo perder a los colchoneros el liderato en detrimento del Barça.

Pero sólo fue un breve espejismo. Aunque Barcelona y Madrid estaban al acecho el auténtico líder de la Liga es el equipo más regular.
Y el Atleti no sólo jugaba bien sino que vencía en "los campos donde se gana la liga en junio", venciendo en el primer tercio de liga en San Mamés, Zorrilla o la Romareda.

1995 tocaba a su fin y el Atleti tenía un fin de año muy complicado.
Tres partidos: Barcelona, Valencia y Compostela. Dos equipazos y el equipo revelación de la liga contra los colchoneros.

Y el Atleti no falló.
Comenzó borrando del mapa al Barcelona por tres goles a uno y dando una lección de juego. Tres puntos vitales para abrir hueco contra el perseguidor.
Pero el "match ball" se jugaba en Valencia.
En un campo muy difícil y ante un gran equipo el Atleti merced a un gol de Caminero se llevaba la victoria.
Para muchos, el 17 de diciembre del 95 fue el día en el que realmente el Atleti se convirtió en el más firme candidato a ganar la liga e incluso hay más de un colchonero que ( salvando el tanto de Pantic en la final de copa ) opina que el gol de Caminero en campo che fue el más importante de la temporada.
El equipo revelación, el "Compos" de Fernando Vázquez, poco pudo hacer en el Calderón ante un Atleti que vencía por tres goles a cero.

El año 95 terminaba y el Atleti por juego y resultados era con todo merecimiento el líder del campeonato.

El Atleti empezaba el año 96 con más hambre si cabe pues extendería su dominio a la otra competición nacional.

Se la jugaba en el Villamarín ante un Betis al que le valía el empate a cero. En un partido tosco el Atleti venció por un apretadísimo uno a dos y demostró que iba a por todas.
En la siguiente ronda el Atleti "despachó" al Tenerife mientras el resto de España disfrutaba de la versión futbolística de "David y Goliath" materializada en la eliminatoria entre el Barcelona y el Numancia.

Las siguientes victorias en Liga ( Tenerife, Athletic...) se vieron acentuadas por la crisis de juego del otro equipo de la capital, el Real Madrid, que cesaba a Valdano y sentaba en el banco a Arsenio Iglesias después de caer en Copa ante el Espanyol y sufrir una dolorosa derrota ante el Rayo Vallecano en Liga.

Si Diciembre fue clave para el Atleti, febrero no le iba a ir a la zaga en las dos competiciones.
El Atleti se enfrentaba en Liga a un Espanyol invicto en Sarriá y ante el Valencia de Mijatovic en copa. Ambos partidos con la dificultad de ser a domicilio.

Pero no había quien frenara a los colchoneros.

Con un Pantic en estado de gracia el Atleti rompía la imbatibilidad perica en casa y vencía a domicilio en la ida al Valencia por tres goles a cinco en un espectacular encuentro.
De poco sirvió la victoria che en el Calderón semanas después. El Atlético pasaba la eliminatoria y se plantaba en la final ante el Barcelona.

Apenas había terminado febrero y el Atleti era líder destacado en liga y finalista en copa.

Con la final copera en la mano y sin el desgaste de jugar en Europa, el Atlético sólo se tenía que concentrar en la liga mientras que rivales como Madrid o Barcelona tenían que hacer frente a duros compromisos europeos ( los merengues se verían las caras contra la Juventus y los culés frente a PSV y Bayern Munich ).
Sin embargo, el triunfal Atleti no sólo no aprovechó tal circunstancia sino que además hizo regresar los fantasmas del pasado del "pupas".
En lo deportivo, cayó en casa ante el Valladolid y el Real Madrid ( el equipo merengue acabó ganando los dos choques ligueros esa temporada ).
En lo extradeportivo, Jesús Gil y Gil decidió que la hermosa mañana del 8 de Marzo era buen momento para cruzarle la cara al gerente del Compostela en la puerta de la Federación después de haber intercambiado "piropos" con el presidente del "Compos", José María Caneda..


En un corto espacio de tiempo el Atleti dinamitaba buena parte de su ventaja ( aunque sin perder el liderato en ningún momento ) y se volvía a hablar de él fuera de los terrenos de juego.
Era necesario un golpe de efecto para restituir la situación.
Y qué mejor golpe de efecto que un título.

Tras un mes de marzo complicado, Atlético de Madrid y Fútbol Club Barcelona se citaban el diez de abril en la Romareda para dilucidar el título de copa.

La historia reciente estaba del lado de los colchoneros con sendas victorias en 1991 y 92. Por su parte el Barcelona llegaba estando vivo en tres competiciones con el objetivo de llevarse todas las que pudiera.

Fue una final fue muy disputada sin un dominador claro del juego en las que las ocasiones las puso el Atleti. Pero ya fuera por los aciertos de Busquets, los fallos de los delanteros ( especialmente una ocasión de Kiko a puerta vacía tras fallo de la defensa culé ) o por cierta polémica arbitral, ( a día de hoy todavía resuenan los gritos de colchoneros reclamando una mano en el área barcelonista ) el marcador no se movió en los primeros 90 minutos.
Tocaba prórroga.

Y cuando todo señalaba que el título se decidiría en los lanzamientos desde los once metros el fútbol volvió a demostrar que es cuestión de detalles.
Como he dicho anteriormente, los laterales Geli y Toni eran los primeros atacantes del Atleti. El catalán corrió con el balón en campo culé y tras apoyarse en un compañero apuró casi hasta línea de fondo para servir un centro no excesivamente alto ni potente.
Mientras la zaga culé vigilaba a los delanteros. Pantic se anticipó con inteligencia  para sin saltar conectar un cabezazo cruzado al segundo palo ante el que Busquets no pudo hacer nada.
Ni de falta, ni de penalti, ni de gol olímpico. El gol más importante de Milinko sería un testarazo.
La grada colchonera rugió.
La prórroga tocó a su fin. El Atleti se llevaba su tercer título copero en seis años y lo que es más importante, se llenaba de moral para la liga.


La temporada era ya un éxito. El reto que quedaba era ya histórico. Ganar copa y liga el mismo año. Hacer doblete.

Pero no iba a ser tarea fácil.
Aunque el Atleti vencía a domicilio al Barcelona y el Madrid intentaba maquillar una temporada muy complicada, un equipo iba ser la pesadilla rojiblanca en el último trayecto de la temporada, el Valencia CF.

El equipo che, de la mano de Luis Aragonés, contaba con un buen bloque y con un Mijatovic en un estado de forma sencillamente formidable.
Los valencianistas vencían al Atleti nada menos que en el Calderón en la misma semana en la que Molina debutó con la selección, ¡ jugando de mediapunta !
Esta derrota y un posterior empate ante el Tenerife aupó al Valencia a un segundo puesto desde el que acosar a unos colchoneros cuyos aficionados comenzaban a recordarse a sí mismos que para ver triunfar al Atleti hay que abonarse al sufrimiento.

La liga tocaba a su fin, Atlético y Valencia, colchoneros ó ches, uno de ellos se iba a llevar la liga la casa.

25 de mayo del 96.
Un Vicente Calderón en el que no cabía ni un pelo a martillazos. Una afición más que entregada y un Atleti que se citaba con la historia.

Los rivales colchoneros: el equipo del Albacete y el propio Atleti.
¿ Seguiría siendo el "pupas" ? ¿ Se le escaparía el título como les había pasado a sus vecinos en Tenerife ? ¿ Volvería a provocar más de un infarto a sus seguidores ?

La historia del Atleti estaba llena de momentos así.

Pero este año NO. Este año era el bueno.
Lo decía el gran juego del equipo. Lo decían las jugadas de Caminero y Simeone, los córnes de Pantic, los goles de Penev, las paradas de Molina y lo decía una copa ansiosa de tener una compañera más de celebración.

No hubo tragedia alguna, sólo celebración.
En un partido dominado por el Atlético en todo momento la única incertidumbre fue cuándo llegarían los goles.
"Cholo" Simenone de testarazo tras centro desde la banda y posteriormente Kiko, definiendo perfectamente  un balón lejano servido por Molina que se tragó la zaga albaceteña, ponían un dos a cero que llevaba la locura a la grada.


Doblete. Hito histórico conseguido.

El Atleti era el justo vencedor. Con un equipo con menor inversión que otros rivales se llevaba los dos grandes títulos nacionales. Conseguía 87 puntos cosechando 26 victorias y sólo siete derrotas. Marcando 75 goles y teniendo en sus filas al Zamora de la competición, Molina, que sólo sacó 32 balones de su red en 42 jornadas.

El Atleti entraba en la historia.
Sólo Real Madrid, ( 1962, 75, 80 y 90 ) Barcelona ( 1952, 53 y 59 ) y Athletic ( 1930, 31, 43, 56 y 84 ) habían conseguido el doblete anteriormente.
Y lo que es más importante, entraba en la memoria de una generación. Una generación de sufridores aficionados que parecían condenados a no disfrutar de grandes victorias. Que veían como los tiempos aciagos del pupas quedaban desterrados y que observaban como los niños se hacían del Atleti.

Molina, Geli, Toni, Santi, Tomás, Solozábal, López, Roberto, Simeone, Pantic, Caminero, Penev, Kiko, Vizcaíno, Biagini, Correa, Pirri...
Un equipazo fácilmente recordado en la memoria de cualquier aficionado al fútbol.

Unos recordarán los goles de Kiko y su camiseta de Bart Simpson. Otros las faltas de Pantic y su gol en la Romareda. Otros comentarán con risas en el bar el debut de Molina con la selección. Otros imitarán el acento de Antic en las salas de prensa. Y alguno le contará a su hijo que los presidentes antes daban la nota golpeando a otro directivo si hacía falta.
Pero todos estos recuerdos tendrán siempre en común la temporada en la que el Atlético de Madrid, el Atleti, armó uno de los mejores equipos españoles de los 90 e hizo historia del fútbol español.



J. Rafael de la Torre - futboldelsigloxxi@gmail.com 

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